Delimitado el bajo que luego ocuparán las lagunas Setúbal y El Capón por un paisaje geológico de valles fluviales desde la ciudad de Santa Fe hacia el norte (Figura 3), y otro también decamilenario de dunas de desierto en el entorno de la Ruta Prov. 1 (Figura 6), cierre sur de la depresión fue formándose con los albardones y depósitos de derrame de cauces secundarios este-oeste del sistema del río Paraná, como el riacho Santa Fe, paralelo a la Ruta Nac.168.
La construcción de aquél cierre natural por ese brazo y otros inactivos en el presente fue un suceso de los últimos miles de años; una datación por Carbono 14 realizada en depósitos de inundación del área . Indica que el ambientes: isleño del riacho Santa Fe había adquirido . cotas topográficas parecidas a las de hoy día ya hace 1000 años atrás. Así, la depresión pudo albergar aguas lagunares semejantes e en extensión a las actuales en tiempos geológicos recientes.
LA LAGUNA EN LA HISTORIA
La primera mención del cuerpo lagunar que nos ocupa corresponde al soldado defortuna Ulrico Schmidl, partícipe de la fundación de Asunción del Paraguay en 1539, que escribió en su ‘Viaje al Río de la Plata’: » … Desde los antes nombrados corondás hasta los quiloazas hay treinta leguas de camino, y estos viven en una laguna que tiene unas seis leguas de largo y unas cuatro de ancho.» Así expuestas, estas medidas son plausibles «sólo considerando en conjunto a la Setúbal y El Capón o, en otras palabras, que el delta del A o Leyes no estaba desarrollado en aquél tiempo. » La Figura 7 reproduce parte del primer plano original de la ciudad de Santa Fe, que abona la sugerencia anterior de inexistencia del delta, y del cual puede inferirse que los arroyos Leyes y potrero eran surcos de desborde fluvial desde el este hacia la laguna en el siglo XVII, pero probablemente funcionales sólo en las inundaciones. El documento más revelador por su minuciosidad es el plano elaborado en 1811 por el Ing. Giannini y Bentallol (Figura 8). Lá importancia de este mapa no sólo está en su precisión cartográfica, sino también en parte de Iosescritos internos, algunos de los cuales hemos transcripto en la leyenda de la figura en la manera que aparecen en el original. El más relevante de todos es el que refiere a las dimensiones y calidad de las aguas de la laguna Setúbal, a la que describe con 30 a 40 km de largo, unos 12 km de anchura, y de agua «salobre». Características semejantes involucran nuevamente la falta del delta en la laguna, y hasta la escasa importancia hidrológíca del A o Leyes, por la condición salada del agua.
LA LAGUNA EN LA HISTORIA
La primera mención del cuerpo lagunar que nos ocupa corresponde al soldado de fortuna Ulrico Schmidl, partícipe de la fundación de Asunción del Paraguay en 1539, que escribió en su ‘Viaje al Río de la Plata’: » … Desde los antes nombrados corondás hasta los quiloazas hay treinta leguas de camino, y estos viven en una laguna que tiene
unas seis leguas de largo y unas cuatro de ancho.» Así expuestas, estas medidas son plausibles «sólo considerando en conjunto a la Setúbal y El Capón o, en otras palabras, que el delta del
A o Leyes no estaba desarrollado en aquél tiempo. » La Figura 7 reproduce parte del ‘primer plano original de la ciudad de Santa Fe’, que abona la sugerencia anterior de inexistencia del delta, y del cual puede inferirse que los arroyos Leyes y Potrero eran surcos de desborde fluvial desde el este hacia la laguna en el siglo XVII, pero proba-
blemente funcionales sólo en las inundaciones.
El documento más revelador por su minuciosidad es el plano elaborado en 1811 por el Ing. Giannini y Bentallol (Figura 8). Lá importancia de este mapa no sólo está en su precisión cartográfica, sino también en parte de Iosescritos internos, algunos de los cuales hemos transcripto en la leyenda de la figura en la manera que aparecen en el original.
El más relevante de todos es el que refiere a las dimensiones y calidad de las aguas de la laguna Setúbal, a la que describe con 30 a 40 km de largo, unos 12 km de anchura, y de agua «salobre». Características semejantes involucran nuevamente la falta del delta en la laguna, y hasta la escasa importancia hidrológica del A o Leyes, por la condición salada del agua.
HACIA LAS PROPIEDADES DEL PRESENTE
Muy diferente es la mención de Giannini y Bentallol sobre los Saladillos 10 y 20 que «entran en dicha laguna», a la dinámica hídrica de los mismos en condiciones más modernas, donde funcionan como desagües (Figura 9). El cambio se fue dando en forma progresiva, a medida que el A o Leyes fue naturalmente adquiriendo mayor relevancia en el tiempo, desde algún momento del siglo XIX en adelante: testimonios históricos recogidos por un miembro de nuestro grupo, Luis Pertovt, coincidieron en señalar que a principios del siglo pasado el A o Leyes podía cruzarse hastaen carreta en inmediaciones del puente de Ruta Prov. 1, donde hoy existen profundidades mayores a los 15 m.
El ahondamiento del arroyo en esa zona se visualiza en la serie de secciones transversales de diferentes años mostradas en la Figura 10, que ilustra a la vez sobre el escenario de inundación en la crecida extraordinaria de 1982/83.
Durante tal creciente la sección transversal del arroyo se triplicó respecto de la que tenía a principios de los ’70, permaneciendo con un área 1,5 a 2 veces mayor
hasta nuestros días.
La Figura 10 también presenta el cambio en la sección de salida de la laguna, aguas arriba del Puente Colgante, donde se encuentran las pilas del «Ferrocarril Francés». Importantes
cambios geomorfológicos se sucedieron durante y desde esa inundación en esta parte del sistema fluvial, repercutiendo aún aguas abajo, en los ríos Santa Fe y Coronda. Por su relación con la Setúbal, la transformación más significativa fue la de la apertura del A o Zanja Brava, que empezó a edificar un lóbulo deltaico a expensas del área lagunar (Figura 11 A-B), a un ritmo de avance promedio de 550 metros/año desde
1982/83 al presente.
Ello ha involucrado la pérdida de casi el 13 % de la extensión libre de la laguna desde entonces, a lo que debe sumarse un proceso sin manifestación superficial aún: elrecrecimiento del fondo lagunar por la sedimentación de limos y arcillas que desde entonces entran en mayor cantidad en el ambiente. Ya en la década del ’70 un informe elaborado por el Laboratorio de Hidráulica Aplicada del INA en Ezeiza consignaba
que, del sedimento fino suspendido que ingresaba al sistema por los arroyos Leyes y Potrero, un 30 % se depositaba al pasar por el ambiente lacustre. Estas fueron las últimas valoraciones sistemáticas que se tienen sobre tal proceso.
¿Y EL FUTURO? DOS POSIBILIDADES A ATENDER
Una de las limitantes de cualquier pronóstico es la cantidad y calidad de la información disponible, y las mediciones realizadas en los últimos 30 años han sido por cierto limitadas, centradas en áreas más o menos localizadas, y muchas veces sin una adecuada conexión espacial o temporal entre sí. El propio tamaño del río Paraná, uno de los mayores del planeta, y las vicisitudes de nuestra historia política y económica,
son dos aspectos que han influido negativamente en ello; a esto se suma el necesario aprendizaje de los tomadores de decisión de concebir que un sistema fluvial, además de dinámico, interrelaciona todas sus partes, por lo que la comprensión del contexto es
imprescindible para la mayoría de las acciones que en él se hagan, aún las limitadas arealmente.
No hay que olvidar, en tal sentido, que desde el siglo XX el hombre entró a competir como
agente transformador del paisaje en la zona, removiendo y acumulando importantes volúmenes de sedimentos, como en el área del Canal de Acceso al Puerto de Santa Fe, entre otras bien conocidas (alteos de rutas, terraplenes de defensa, refulados para recrea- ción, etc.).
De cualquier manera, dos escenarios resultan más plausibles para la evolución natural de la laguna Setúbal de acuerdo al conocimiento actual: uno es su transformación en un paisaje similar al que existe al sur del riacho Santa Fe, como consecuencia del avance y evolución morfológica del delta que está construyendo el A o Leyes. De hecho, nuestros estudios geomorfológicos y sedimento lógicos indican que el ambiente del riacho representa la fase terminal de una sedimentación similar a la del delta del Leyes, más evolucionada en el tiempo.
El segundo escenario posible es el de la instalación en el ambiente lagunar de un brazo secundario importante del Paraná, del tipo que representa el río Colastiné en la región, para dar una idea cualitativa y cuantitativa simple e inmediata. En este sentido, la aparición y ampliación del AO Zanja Brava, con pendientes del orden del decímetro por kilómetro, implica el progreso hacia aguas abajo de un fenómeno de canalización con exhondación del lecho, de lo cual resulta la veloz construcción de su lóbulo deltaico. Este proceso se favorece por el agrandamiento de los cauces que desaguan la laguna al sur del «Ferrocarril Francés». Las dos situaciones planteadas, aunque contrastantes, involucran cambios en el contexto del riesgo hídrico del área, viables de manifestarse a mediano plazo. Su mejor atención requiere de estudios globales que permitan entender las transformaciones del sistema fluvial en una escala temporal
más amplia que la histórica, y en una extensión espacial adecuada, que supere largamente el «sitio de obras», reemplazándolo por un tramo que involucre el ancho del río entero. La realidad marca que los planes de participación combinada entre organismos gubernamentales, académicos, y con la inclusión de otros actores de la comunidad son el camino más factible para ello, como los que se promueven desde la Universidad Nacional del Litoral mediante sus programas de investigación y desarrollo (CAI+D) orientados, y desde la Provincia en su ‘Programa de Fortalecimiento de Capacidades. En este marco nuestro grupo de trabajo está realizando investigaciones más generales» multidisciplinarias, de la dinámica del sistema del río Paraná en la región.